El ordeño

alex madera
3 min readDec 15, 2022

De camino con el sol quemando a pesar de recibir un resoplo de aire frío que por momentos hace parecer que no encontramos en un hemisferio diferente y que no estamos anclados en una pequeña isla del Caribe, y de repente unos ruidos de personas que al parecer trataban de imponer cada quien su criterio, logro descifrar el tema de conversación, y a pesar de desconocer la generación del conflicto, al detenerme y escuchar por estar en el mismo espacio, no me resultó ajeno el tema en cuestión y pude establecer el símil con otras áreas dentro de esta pequeña isla caribeña.

El tema en cuestión era por la negativa de un grupo de personas afiliados a uno de los tantos gremios que funcionan en la República Dominicana, adornado con las rimbombantes siglas, propias de nuestra cultura encubridora, los cuales se estaban molestos porque el Estado dominicano había decidido establecer normas claras y precisas para organizar el sector en el que se desenvuelven este grupo de empresarios dominicanos, puesto que como otros sectores en los cuales el Gobierno no ha podido establecer un tipo de control, por la forma y perspectiva en que se desarrollan, optan por ordeñar al consumidor, vendiendo productos a un sobre precio tal que la mayoría de las veces las ganancias exceden hasta el 100%.

Los argumentos eran todos en la misma dirección, indicando en forma brusca y destemplada, creyendo que son insustituibles e imprescindibles, de que el Gobierno debía echar hacia atrás la medida, porque eso iba en detrimento de dicho sector e iba a llevar a la quiebra a su totalidad, cuando realmente lo que está sincerizando los costos de los artículos que son expendidos por los que se encuentran aglutinados en dicho gremio.

Resulta que estos empresarios que se muestran molestos y dispuestos a medir fuerzas con el Estado, porque consideran que sus productos son indispensables para el sostenimiento de la economía dominicana y también porque van enfocados a solucionar un problema intrínseco de la clase popular en esta isla, cuando la apertura que ha traído consigo las nuevas tecnologías y vías de comunicación, permiten ahora a los ciudadanos sin importar su clase social, el poder acceder a compras fuera y dentro del país con mayor conocimiento y experiencia, así como estar dotado de un grado de información que a la hora de realizar una acción o intención de compra, ya sabe de antemano a todo lo que se expone o lo que pudiera requerir y necesitar, y además el costo máximo que debería pagar, según las estadísticas suministradas y que son de fácil acceso a través del internet.

Estos empresarios al igual que otros, se encargaron por mucho tiempo de exprimir hasta lo indecible a todo dominicano o residente en la isla que compró uno de sus artículos, obteniendo ganancias excesivas y enrostrando la bonanza y dicha que gracias a esos abusivos precios podían mostrar, y ahora no aceptan que el juego ha cambiado y no se prepararon para ser más eficientes y en vez de querer vender a sobre precio, ajustar los mismos y tener ganancias menores o más acorde a la realidad del mercado y de las exigencias de las nuevas tendencias.

Tal y como ha sucedido con otros gremios, tendrán que adaptarse a la realidad existente y que no tiene reversa, si es que quieren sobrevivir en un mundo donde la competencia es la que rige el mercado y quien no se adapte, sencillamente está destinado a desaparecer, porque ya los tiempos en ganancias en exceso, son parte de ese triste y oscuro pasado que incluso ni siquiera pudieron aprovechar para abastecerse y contar con el conocimiento, la destreza, inteligencia y experiencia indispensable que los preparara para enfrentar tiempos muy cambiantes y exigentes.

No se trata de intentar medir fuerzas, porque por una u otra vía se podrán obtener los artículos que son ofertados por los miembros de este gremio, que por sus estridentes sonidos, balbuceando un poderío inexistente e imaginario, y de que dicha fuerza solo se encuentra amarrada a un lejano pasado que se muestra moribundo.

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